Carbono en transformación:

La magia inicia a profundidades asombrosas, entre 140 y 190 kilómetros bajo la superficie terrestre, en el manto superior. Con presiones de alrededor de 50 kilobares y temperaturas oscilando entre 900 y 1.300 grados Celsius, los átomos de carbono experimentan una metamorfosis, adoptando una estructura cristalina y dando origen a los diamantes.

Viaje a la superficie:

La narrativa cobra vida con erupciones volcánicas gigantes actuando como vehículos, elevando estas piedras preciosas hacia la superficie. Emergen en túneles volcánicos llamados kimberlitas, como protagonistas de una pasarela subterránea.

De las minas a las manos expertas:

Entra en escena el toque humano. Buscadores extraen estas gemas de lugares remotos. Las minas son el punto de partida para la odisea de cada diamante, cada uno con su propia narrativa, listo para ser parte de tu historia.

Un toque secreto:

Pero espera, la magia no termina ahí. Un dato fascinante es que algunos diamantes llevan en su estructura inclusiones minúsculas llamadas «huellas», pequeños testigos de su viaje desde lo más profundo. Estas marcas únicas añaden un toque secreto a la narrativa de cada gema.¡Y así concluye este intrigante viaje desde las profundidades de la Tierra hasta tus manos! ¡No te pierdas el próximo capítulo en nuestro blog de maravillas diamantinas!